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1er. ENCUENTRO VECINAL EN DEFENSA
DE LAS TIERRAS PÚBLICAS por su uso comunitario 8vas. Jornadas por los Espacios Verdes
Urbanos AREA METROPOLITANA BUENOS AIRES 21 y 22 de marzo de 2002 Centro Cultural Gral. San
Martín Sala C
Ponencia
Denominación
del proyecto: Proyecto de
reconversión de la Terminal Multimodal Casa Amarilla.
Introducción
histórica: Antonio J. Bucich en su libro
El Barrio de la Boca relata: "...La región estaba cubierta por sauces colorados, el
sarandí negro, ceibos, espesas balsas de camalotes, paja brava, duraznillos
blancos. Formaban, con otras especies ribereñas, que se extendían entre el
Riachuelo y el Parque Leza- ma, la vegetación de la comarca. No
hay restos de esa vegetación casi. Sin embargo, el sauce no ha desaparecido. En plena
arteria boquense, a la vera de cualquier calle, emerge como testimonio de aquellas
antiguedades."
En la nota sobre Parque Lezama
escrita por Carlos Horacio Bruzera se lee: " ...Ya era época de quintas en la zona,
de tal manera que es posible ubicar para 1817 las de Fair, Cope y Brittain, si bien en
todos los casos más allá de la frontera de Martín García. La de Brittain ocupaba la
mayor parte de lo que hoy conocemos como Casa Amarilla. Según cuenta Santiago Calzadilla,
fue en esta quinta que se plantaron por primera vez las peras de agua, llamadas del Buen
Cristiano Williams, que maravillaran a los porteños"..
En 1865 se inauguró el
Ferrocarril a la Ensenada que partiendo de la Estación Venezuela (calle Venezuela y Paseo
Colón) llegaba a La Boca y las Tres Esquinas de Barracas. Tenía las siguientes
estaciones: Casa Amarilla, Muelle, General Brown y Barraca Peña, luego seguía su
derrotero hasta Quilmes y Ensenada. Hoy es necesario reconstruir todo lo que de positivo
nos ofreció el pasado.
Origen y
fundamentación del conflicto:
Los
terrenos que actualmente ocupa la Terminal Multimodal Casa Amarilla (consistente en el
acopio de mercaderías en tránsito que arriban en trenes de carga o camiones de gran
porte), corresponden a la ex
playa ferroviaria Casa Amarilla (F.C.G.R.) que cuenta con una superficie de 4.1 hectáreas
absolutamente desaprovechadas para el uso público.
Según datos
(Plan Urbano Ambiental en base al Anuario Estadístico de la Ciudad de buenos Aires
1998 e INDEC- Censo Nacional de Población y Vivienda 1991) el barrio de La Boca
tiene 40.224 habitantes repartidos en 3.3 Km2, y solo 4.5 hectáreas de espacios verdes
repartidos en cuatro plazas: Matheu, Solís, Alte. Brown e Islas Malvinas; y dos
plazoletas: Caferatta y Bomberos Voluntarios de La Boca. Esto da un porcentaje de 1.12 m2
(metros cuadrados) de espacios verdes por habitante cuando el mínimo necesario se estima
entre 10 y 15 m2/habitante.
En principio
el proyecto surgió por la necesidad de erradicar los camiones de gran porte de la zona, a
lo que se sumó un viejo reclamo vecinal por la apertura de las calles - que del 100 al
700 de la calle Irala se encuentran interrumpidas- lo que permitiría un rápido acceso al
Hospital Dr. Cosme Argerich, además de abreviar los tiempos de resolución para policías
y bomberos. Recuperar esos terrenos para ESPACIOS VERDES garantizaría la apertura de las
calles y cubriría parte de la imperiosa necesidad que tiene nuestra ciudad de contar con
áreas forestadas, superficies permeables, mayor conectividad urbana y zonas de
recreación.
La construcción de puentes
peatonales de estilo similar al transbordador del Riachuelo constituirían un atractivo
adicional al funcionar como miradores del paseo.
Impacto ambiental:
El impacto ambiental sería altamente positivo considerando todas
las funciones que cumplen las especies verdes. En los terrenos mencionados no existe
ninguna edificación relevante, lo que facilita la forestación del área, a la cual
podrían agregarse los perímetros de las calles Cnel. Tomás Espora, Palos, Martín
Rodríguez, Wenceslao Villafañe y la Av, Alte. Brown, que hoy funcionan de hecho como
espacios de deportes. Plantar sauces, que constituían la especie dominante original y dar
lugar a las especies autóctonas; daría marco adecuado al paisaje no solo para los
usuarios, sino también para los pasajeros del proyectado tren turístico (Partirán desde
Retiro a Caminito pasando por Puerto Madero Empresa Ferrovías, Cronista Comercial
26/10/01-). Alamos y frutales darían albergue y sustento a las aves que actualmente viven
en el baldío. Implementar todo esto ampliaría el corredor verde costero que bordea la
ciudad con las ventajas que esto significa para el bien común.
Impacto social:
Impactaría positivamente no solo en
los vecinos de los alrededores inmediatos, también generaría estimulo y movilidad social
por lo que suponen las mejoras en la calidad de vida las zonas de esparcimiento y
recreación. Un barrio que abre posibilidades de disfrute y comunicación con el resto de
la ciudad establece mejores relaciones con sus usuarios, generando sentido de pertenencia
y mayor compromiso cívico en sus habitantes.
Impacto
económico:
La zona quedaría recategorizada por las mejoras, lo
que garantizaría el recambio generacional y la movilidad social necesarias para dar nuevo
impulso al Sur; que adquiriría nueva jerarquía con los espacios verdes, de deportes y
por el servicio ferroviario; logrando así la puesta en valor de las propiedades, elevando
la consideración y el atractivo que ya posee el barrio de La Boca.
Objetivo.
Factibilidad de su implementación: El objetivo que atraviesa todo el proyecto es mejorar la
calidad de vida de los ciudadanos. Su implementación depende únicamente de una decisión
de ejecución, dado que existen numerosos estudios que avalan la necesidad de contar con
más espacios verdes por habitante, también numerosas declaraciones en leyes y
reglamentaciones Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (art. 30º) y Ley 71
del Plan Urbano Ambiental (1998) y decretos que habilitan la desafectación total o
parcial del uso ferroviario de las playas de carga (Decreto del P.E.N.: 1090/97, 837/98
Anexo I del 837-) entre otros. También están previstas las aperturas de las
calles: Ordenanza Municipal Nº 44.520 art. 8 (Graficado en Anexo ll no publicado).
Conclusiones: Mejorar
la calidad de vida de los ciudadanos rescatando terrenos casi vírgenes para ponerlos a
disposición de la gente, evitando los tan temidos emprendimientos inmobiliarios, supone
una decisión política de importancia porque señala que clase de ciudad aspiramos
construir: Una ciudad agradable de vivir, que contenga y contente a sus habitantes,
sumando categoría al importante patrimonio urbano de que disponemos o una ciudad para la
marginalidad, donde usuarios asfixiados olvidan sus ventajas culturales y emigran a
suburbios organizados por privados.
Por lo antedicho consideramos
la propuesta capaz de jerarquizar nuestro barrio y cumplir con numerosos objetivos de bien
común sin mayores costos:
Mayor
conectividad interbarrial.
Mejora de la calidad de vida.
Ampliación de los espacios
públicos.
Mas áreas verdes para la ciudad.
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